25 de octubre de 2007

Todos a Tenerife pero cada uno a su manera.

Esta semana he estado por Tenerife, de hecho escribo desde el aeropuerto de Tenerife Norte. Esta mañana vi en el periódico una foto similar a esta. Resulta que ayer nos paseó mi amigo Germán, a Chema y a mí por la playa del Inglés y paseándonos por las dunas me acordé que de vez en cuando llegan cayucos a estas costas.


Nosotros llegamos a la isla con los gastos pagados, con dinero en la cartera, con el móvil, con el ordenador portátil, con la nómina, con el billete de vuelta, sabiendo que dormiríamos en una buena cama y que comeríamos lo que quisiéramos.

Ellos llegan después de pasar unos días en el cayuco en el que no habrán podido estirar las piernas durante todo el viaje, pasando mucho frío, mucho miedo y sin saber ni a donde llegarían. Supongo que no sabrían ni nadar y me imagino lo mucho que les habrá costado pagar lo que les haya costado el viaje. Por suerte llegaron a la costa, porque algunos otros, muchos, mueren en mitad del mar.

Leí en la prensa el otro día que a más inmigrantes necesitamos para que España pueda seguir con este crecimiento económico. Pero a estos pobres les montarán en un avión y los plantarán en Africa de nuevo. No quisiera nunca tener que vérmelas como se las han visto, y se las van a tener que ver ellos.

Otras entradas ->Plan en mi boda Luna con 5 Meses Pintando Estantería Mi tatarabuelo Mis Lamparas Follagallinas

1 comentario:

Anónimo dijo...

joaquín;
ya se que tú no eres de leer mucho, pero hace ya bastantes años, un escritor americano, John Steinbeck, escribió "las uvas de la ira" (hay también película de los '50 o '60, con Henri Fonda, creo). En el libro se narra la odisea de una familia que emigra desde un estado del interior de EE.UU. hasta California, en los años 20. Y de cómo les engañan una y cien veces en el viaje; los "patrones" se aprovechan para pagar cada día menos; y se preguntan el porqué se les invitó a viajar cuando no había trabajo para todos y se les trataba como a animales. En ningún sitio encontraron "el dorado" que les prometieron.
Es un libro bastante duro.