La felicidad no aparece automáticamente. No es un regalo que nos llega por suerte o que por mala suerte podriamos perder. La felicidad depende únicamente de nosotros mismos. Uno no aprende a sentirse plenamente feliz de la noche al día, sino a base de trabajarnos pacientemente día tras día. La felicidad se construye, y esto requiere de esfuerzo y tiempo. Si queremos ser felices tenemos que aprender a cómo cambiarnos a nosotros mismos.
Es una traducción mia, de este libro que reeleré de Mathieu Richard.
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