L a jodienda no tiene enmienda, y al que se la quiso poner, le dieron por atrás. O algo así decía mi abuela Ana Rosa.
Y es verdad, si no que se lo digan al dueño de la cabra a la que Paco Pepe estaba amando.
Resulta que a Paco Pepe las tardes se le hacen muy largas hasta que llega Mari Sierra del supermercado, Así qeu se fue a dar un paseo por el olivar, cuando se encontró a una preciosa cabra rubia con dos tetas como mi cabeza.
No se lo pensó dos veces, se remangó y empezó a endiñarle después de los tocamientos de rigor para ponerla a tono.
En eso estaba cuando apareció el dueño. Se cogió los pantalones como pudo y echó a correr, mi cuñao Juan lo vio y le preguntó que a donde iva. Todo está gravado, vamos me refiero a la carrera no a la corr..a.
21 de julio de 2007
Paco Pepe sorprendido II: esta vez le pilló el dueño de la cabra.
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